Turismo y cultura

Muestra de arte: Sueños de una arqueología

Huanchaco presenta ‘Expedición inversa’ en proyecto AMIL hasta el 8 de febrero.

En el vasto escenario académico, el Lanzón de Chavín ha sido moldeado por teorías arqueológicas, investido de funciones que quizá nunca reclamó, elevado a la condición de semilla de una genealogía de civilizaciones. Esa es la teoría autoctonista de Julio C. Tello, quien plantea que Chavín es el punto de partida de toda la cultura peruana.

En la exposición de Huanchaco (Trujillo, 1978), el representativo monolito se halla recostado en un diván, en sesión terapéutica, tal vez derrotado por el peso simbólico que ha tenido que cargar por años. Se trata de la pieza “Psicoanálisis al Lanzón de Chavín”, uno de los proyectos que conforman Expedición inversa, que expone Proyecto AMIL.

Al costado del Lanzón, un megáfono apoyado en una silla le habla con voz robótica. “¿Cómo te sientes?”. “¿Estás cansado?”. “¿Has tenido sueños?”. Y la piedra angular de las civilizaciones del antiguo Perú luce peculiar. No está firme, sino flácida, gelatinosa, blanda. Tal vez haya tenido pesadillas.

En colaboración con el Museo Inkariy, Huanchaco logró extraer la forma del Lanzón original desde un molde, pero, en lugar de replicar su solidez pétrea, lo revistió de silicona y espuma: es una réplica exacta, aunque incapaz de sostenerse en pie.

“Es una imagen poética, de fragilidad, que busca cuestionar. El parlante le sentencia supuestas verdades al Lanzón”, comenta el artista, refiriéndose a las teorías acerca de la singular estructura de piedra (“¿eres felino volador?”, por ejemplo).

“Está en una crisis de identidad. Es la crisis de cómo nos relacionamos con el pasado. Aceptamos ciegamente la versión más simple de la arqueología”, agrega Huanchaco con relación a que no deben aceptarse fácilmente discursos antiguos. “Si fuera Chavín la matriz de la cultura peruana, ¿qué hacemos con Caral, que es más antigua? Hay puertas abiertas sobre el significado de estas figuras totémicas”, reflexiona.

Tecnología y ritual
En otra sala, un acto de memoria vibrante. “Checán Estéreo”: una instalación sonora construida sobre la grabación del último hablante de muchik, la lengua de los mochica.

Simón Quesquén solía comunicarse en muchik con sus abuelos, y podía pronunciar 54 palabras que quedaron registradas en los años 70. Huanchaco busca activarlas mediante dispositivos compuestos por consolas y parlantes para devolverlas al mundo como susurros reencontrados.

Cada dispositivo sostiene en sus brazos unas lámparas que simbolizan el atardecer. Así, la máquina iniciaría un ritual en el marco del ciclo del sol y del agua (en la costa norteña el sol nace en la montaña, de donde proviene el agua, y se esconde en el mar).

Utopía, sueño del sonido: despertarlos, lograr una reconexión de los huacos, dotados de audífonos, con los ciclos naturales. A los botones de las consolas han sido asignadas determinadas palabras o frases, como “buenos días”, “te quiero” o “toma tu chicha”.

La máquina, que actúa como puente entre tiempos rotos, busca no explotar el valor de la cerámica, sino decirle “buenos días”: una relación más amable. “Los huacos han sido pensados como objetos, pero son un ser. Representan un poder, una energía. Hay que pensar desde dónde nos vinculamos con ellos”, manifiesta Huanchaco.

El artefacto pretende devolverles la lengua a los huacos-retrato, que yacen ahora despojados de su contexto original, como fragmentos de historia muda, en museos y colecciones privadas. Entonces, la instalación, que se compone de tres dispositivos que juntos crean un paisaje sonoro inmersivo, busca comenzar a concebir a estas piezas como portadoras de una agencia ancestral. Ya no son reliquias silenciosas, sino testigos vivos de un tiempo que late aún en las palabras recuperadas.

Datos:
-La exposición de Fernando Gutiérrez Cassinelli, Huanchaco, fue curada por Claudia Rodríguez Ponga. En Proyecto AMIL (Av. Pedro de Osma 409, Barranco). Ingreso libre.

-Para “Checán Estéreo”, Huanchaco se inspiró en el libro soviético acerca de conexiones a la distancia a través del sonido “Experiments in Distant Influence”, del parapsicólogo L.L. Vasiliev.

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