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Más de 200 trasplantes de médula ósea se realizaron a niños con cáncer de todo el país

La técnica haploidéntica ha permitido ofrecer una segunda oportunidad a niños y adolescentes de diversas regiones del Perú desde 2016.

El Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) San Borja ha realizado un total de 204 trasplantes de médula ósea a niños y adolescentes que luchan contra el cáncer en todo el país. Estos procedimientos, esenciales para combatir diversas neoplasias, incluyendo la leucemia infantil, ofrecen una esperanza de curación y una mejor calidad de vida.

Desde 2014, el INSN San Borja se ha consolidado como un centro de referencia nacional en esta compleja especialidad. De los 204 trasplantes, 90 se llevaron a cabo utilizando la técnica haploidéntica, un método innovador de origen alemán que permite que padres, madres o hermanos sean donantes con solo un 50% de compatibilidad genética.

La técnica haploidéntica es un faro de esperanza
La técnica haploidéntica, utilizada en países como Estados Unidos, Canadá, México, Brasil, Argentina, Europa y Asia, ha permitido ofrecer una segunda oportunidad a niños y adolescentes de diversas regiones del Perú desde 2016.

Este procedimiento, que implica reemplazar las células madre sanguíneas dañadas del paciente por células sanas de un donante, es vital para la recuperación.

La leucemia es el tipo de cáncer más frecuente en niños
El cáncer infantil, aunque representa el 5% del total de neoplasias malignas, tiene una alta probabilidad de curación si se detecta a tiempo. La leucemia es el tipo más frecuente en niños, seguida de tumores cerebrales y linfomas.

El servicio de Hematología del INSN San Borja atiende mensualmente a un promedio de 150 pacientes con patologías malignas, incluyendo leucemias agudas y crónicas, así como síndromes de insuficiencia medular.

Es fundamental que los padres estén atentos a las señales de alerta: cambios repentinos en el comportamiento del niño, anemia súbita, palidez, fatiga, fiebre prolongada, sangrados inusuales, moretones frecuentes, dolor persistente en huesos o abdomen, bultos, pérdida de peso inexplicable, sudoración excesiva, dolores de cabeza con vómitos matutinos, estrabismo o luz blanca en los ojos, y picazón o puntos rojos en la piel. Un diagnóstico temprano puede marcar la diferencia en la lucha contra el cáncer infantil.

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