La persecución contra los migrantes en EE.UU.

«Todo este preámbulo es para abordar el primer problema serio que se está originando con la asunción de mando del presidente de EE.UU., Donald Trump, que ha empezado a endurecer la política migratoria y ha tomado decisiones drásticas con los ilegales, expulsándolos del país del Tío Sam…»
La migración es un problema real que afecta tanto a los países que son atractivos para los migrantes como también a los países de donde provienen, por los múltiples problemas y dramas familiares que se generan, por el desarraigo obligatorio que obliga separar familias y dejar en orfandad sobre todo a los niños, con la esperanza de una mejora en la situación económica de estas familias.
Generalmente, un migrante va en busca de trabajo para obtener mejores ingresos en países llamados “desarrollados”. No lo hace porque le da la gana o le gusta; al contrario, es un sacrificio inmenso que al final es una decisión determinante para el futuro de sus familias. Estas se ven obligadas a la separación familiar con la esperanza de un mañana mejor justamente para sus integrantes, porque lo primero que hacen los migrantes que van a laborar fuera del país es enviar ‘remesas’ que, al final, sostienen a sus familiares. Hay países que tienen las remesas como una de las principales fuentes de ingresos dinerarios para sus alicaídas economías y permiten justamente dinamizarlas en épocas de crisis y escasez de divisas.
Abordar el problema migratorio significa, primero, entender esta realidad partiendo de la premisa de que los migrantes, así sean ilegales, son ciudadanos que deberían tener derechos, porque vienen a trabajar, a contribuir también al desarrollo del país donde migran, porque se suman a la masa laboral que sostienen esas sociedades y, por qué no, también sostienen esas economías.
Todo este preámbulo es para abordar el primer problema serio que se está originando con la asunción de mando del presidente de EE.UU., Donald Trump, que ha empezado a endurecer la política migratoria y ha tomado decisiones drásticas con los ilegales, expulsándolos del país del Tío Sam, enviándolos encadenados de pies y manos como si fueran vulgares delincuentes, como lo ha hecho este fin de semana con migrantes brasileños que regresaron a Brasil en un avión comercial con un centenar de migrantes encadenados.
Esta decisión y, sobre todo, las acciones vedadas y contra los derechos humanos han recibido la condena mundial, porque habría que recordar que EE.UU. es un país hecho por migrantes, quienes inclusive huían de la terrible persecución religiosa de la época. EE.UU. es el país de las libertades y debería tener un trato humano con los migrantes. Estemos atentos, porque recordemos que EE.UU. es el principal destino de los migrantes peruanos y veremos cuántos peruanos serán deportados en similares condiciones infrahumanas.



