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Responsables de ola de criminalidad quieren hacer parar al país

El país sufre una de las espirales más altas de criminalidad que hayamos registrado producto de un continuo deterioro durante los últimos 15 años de la labor de la PNP, la fiscalía e incluso el poder judicial.
El crecimiento de las bandas organizadas más grandes del país que han logrado penetrar el sistema de justicia desde hace varios quinquenios, el ingreso de millones de inmigrantes y extranjeros indocumentados durante los últimos diez años, el haber bajado la guardia en la formación del reclutamiento y formación de nuevos policías está pasando ahora la factura.


Por eso, ante el anuncio de parar el país bajo el liderazgo de quienes en realidad son los culpables de esta crisis es algo que tenemos que rechazar con energía.
Por ello, para quemar llantas, romper vidrios, crear caos en las calles es simplemente hacer lo mismo que hace diariamente las bandas delincuenciales en el país: VIOLENCIA.
Los peruanos hemos visto cómo manifestantes que dicen luchar contra la delincuencia, en los paros suben con machetes y amenazan a los conductores de servicio público que no quieren parar con cortarlos. Manifestantes que supuestamente luchan contra la delincuencia delinquen rompiendo parabrisas del transporte que no se presta a consignas contra la gobernabilidad, el estado de derecho y la democracia.


Tenemos que ser claros: hay molestia de los peruanos por el crecimiento delincuencial, pero también hay una clara intención política de usar esta crisis para lograr montarse en la protesta: caviares, izquierda conservadora, extrema derecha, etc.
La percepción de inseguridad no sólo crece por una realidad fehaciente, pero está direccionada para hacer daño a la gestión de la presidenta Dina Boluarte, a quien no le perdonan el construir un gobierno de reconstrucción nacional.


Su situación de mujer y de haber sido vice presidenta de Pedro Castillo tampoco es perdonada por los extremos de izquierda y derecha.
Estos sectores extremos pretenden un desborde del delito que se ha convertido en amenaza a la seguridad nacional para desestabilizar al gobierno, que de paso tiene que liderar una respuesta del Estado que concentre toda la inteligencia y la potencia de la fuerza, tal como alguna vez el Perú enfrentó las amenazas a la seguridad nacional de la hiperinflación de los ochenta y el control terrorista de Sendero Luminoso de cerca de un tercio del país.


Por ello es importante movilizar a todas las instituciones Policía Nacional del Perú, Ministerio Público, Poder Judicial, municipios, serenazgos, rondas y sociedad en general en función de objetivos de corto, mediano y largo plazo para contener este crecimiento de la delincuencia criminal.
Es indudable que está amenaza qué deteriora a la propia seguridad nacional hace indispensable el ingreso de las Fuerzas Armadas como protagonista de una estrategia civil e institucional integral. Además de ser una de las instituciones más respetadas, según encuestas de opinión aportadas recientemente y dónde el Poder Judicial y el Ministerio Público llegan casi al noventa por ciento de desaprobación. Recuperar el control territorial y de sectores económicos ganados para las economías criminales requiere, pues, la presencia militar.


Ante esta situación casi estamos seguros de que el Estado peruano encontrará la estrategia o la salida adecuada para movilizar a todas las instituciones estatales, a los municipios y al sector privado para contener la ola criminal, tal como alguna vez sucedió frente a la la amenaza terrorista de Sendero Luminoso y el golpe fallido de Castillo.
Sin embargo, cualquier salida de esta crisis causada por el desborde de la ola criminal, tiene que desarrollarse preservando el Estado de derecho y la institucionalidad.
Es importante construir credibilidad de parte del estado y ningún peruano se va a oponer a que una estrategia consensuada con la sociedad civil y la instituciones del estado liderada por nuestra Presidenta Constitucional es urgente para estabilizar al país y dejar sin escenario a quienes desde las sombras y los pasillos de traiciones intentan adelantar elecciones haciendo un sucio juego a los intereses de la patria y su crecimiento.
Es urgente generar acciones de liderazgo sobre el tema de la creciente ola criminal del país cómo se viene haciendo con la economía del país.No podemos demorar en la toma de decisiones, es ahora y eso debe ameritar la unidad de todos los peruanos.

Por Alberto Moreno Alfaro.

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