Liliana Castro confesó por qué Eva Bracamonte le transfirió parte de las acciones de la empresa de su madre: «Nunca cobré nada»

Liliana Castro Mannarelli reapareció ante las pantallas para contar detalles de su relación con su expareja Eva Bracamonte y del proceso que vivió tras ser señalada como una de las presuntas ‘autoras intelectuales’ en el asesinato de la empresaria Myriam Fefer.
En 2006, Liliana Castro Mannarelli fue señalada como ‘autora intelectual’ de uno de los homicidios más mediáticos del Perú: el asesinato de la empresaria Myriam Fefer. En aquel entonces, mantenía una relación sentimental con Eva Bracamonte, hija de la víctima y quien también fue señalada como sospechosa. Una de las razones por las que se le señaló como presuntas culpables es que la hermana de Ariel Bracamonte y la exintegrante de ‘Combate’ habrían recibido préstamos de Sideral, empresa de propiedad de la occisa.
Ahora, tras casi 20 años de silencio, Liliana Castro contó su versión del caso en una reciente entrevista para el canal de YouTube ‘Guscong!’ y reveló el verdadero motivo por el que Eva Bracamonte transfirió parte de las acciones de Sideral a su nombre, tras el brutal crimen de la empresaria. Asimismo, indicó nunca haber recibido un sol por dichos activos financieros.
¿Qué dijo Liliana Castro sobre las acciones que pusieron a su nombre tras el crimen de Myriam Fefer?
En el reciente programa del podcast de YouTube anteriormente mencionado, Liliana Castro reveló detalles de su noviazgo con Eva Bracamonte y cómo es que se vio envuelta en el caso del asesinato de Myriam Fefer. Según comentó la excombatiente, tras el crimen de la empresaria, apoyó a su entonces pareja a mantener a flote la compañía. Sin embargo, cuando terminaron su relación, tomó la decisión de alejarse de la empresa y mudarse de la casa.
«Yo empezaba ayudarla, hablaba a veces con la secretaria para ver qué se necesitaba. Yo recuerdo que necesitaba prácticas para terminar mi carrera y me pusieron como relacionista pública. Me dieron una chamba que era ayudar a los clientes, renovar contratos (…) Cuando empecé a trabajar en la empresa, comenzó a delegarme más responsabilidades (…) Cuando terminamos nuestra relación, yo decido irme porque yo vivía en su casa y trabajaba para ella», señaló.
Aunque mencionó que su expareja le propuso comprar acciones para que pudiera seguir trabajando junto a ella en la empresa, él solo contaba con US$ 16.000 en ahorros, una suma insuficiente para adquirir uno de estos activos. Fue entonces cuando Eva le planteó una especie de “préstamo”, transfiriéndole parte de las acciones a su nombre. La única condición era que no recibiría utilidades hasta que el monto acumulado igualara el valor de venta de cada una de las acciones que se le habían asignado.
«Me dijo: ‘Yo te transfiero las acciones y con el pasar de los años nunca cobremos utilidades’ Cuando las utilidades de mi trabajo tengan la cantidad de dinero de lo que realmente cuestan (las acciones) te pago. Y así fue. Me transfirió las acciones y yo sentí que trabajaba en algo mío. Ya no era contratada», explicó.
Asimismo, indicó que nunca cobró nada los activos generados, algo que le sirvió como defensa durante el juicio de Myriam Fefer. «Nunca cobramos utilidades que sirvió durante el juicio. Me pusieron como autora intelectual por lucro (algo ilógico) porque si yo hubiera hecho esto por plata, ¿por qué nunca cobré nada? Fue mi mejor defensa. Nunca (cobré). Han pasado 20 años, pero, aun así, las acciones no eran algo que me correspondió», sentenció.