Esta es la historia de Betopocho, el carismático chanchito que fue expulsado de un parque en Miraflores

Yajaira Saavedra ha mostrado pruebas de que su mascota tiene todas sus vacunas y visitas regulares al veterinario.
Betopocho es el querido y carismático chanchito que fue expulsado del parque Francisco de Miranda ubicado en Miraflores, pese a estar acompañado de su dueña y con correa puesta. La mujer denunció que fue un acto de discriminación contra ella y su mascota.
Los agentes de la municipalidad argumentaron que el animal podría morder a los visitantes, pese a que en ningún momento mostró un comportamiento agresivo.
En redes sociales, la dueña Yajaira Saavedra, explicó que ingresó «la carta formal de pedido de información sobre la tenencia de mascotas no tradicionales poniendo en conocimiento de los 4 eventos en los el betito fue retirado sin justificación en el distrito de Miraflores».
«No es sencillo el tema de la exposición pero sabemos que es por un bien más grande, el respeto de las vidas sintientes y en este caso Betopocho vive en la ciudad desde hace un añito, como mascota o animal de compañía, logrando hacer ver que los cerditos también sienten también juegan expresan emocionen. Abrazo para todos por su apoyo», agregó.
Tras el hecho, Viviana Meza, gerenta de Desarrollo Humano del municipio, explicó que la ordenanza vigente promueve la convivencia con animales domésticos, pero no especifica el caso de los cerdos.
“En la normativa, los chanchitos están considerados como animales de granja”, señaló.
“Hemos conversado con la señora, le dimos la bienvenida a ella y a Betopocho para que pueda transitar libremente. Hemos comprobado que es una dueña responsable, que lo saca con correa y cumple con los controles de salud”, añadió.
Yajaira ha mostrado pruebas de que su mascota tiene todas sus vacunas y visitas regulares al veterinario. Las autoridades han solicitado que Betopocho cumpla con la desparasitación correspondiente para la tranquilidad de todos.
Betopocho cumple una rutina que incluye paseos matutinos y horas de juego. Su dueña, una activista animalista y vegetariana, adoptó a “Betito” como parte de su lucha contra la comercialización de cerdos en la industria alimentaria.